Promoción 2002

EGRESADOS

Benítez, Gisela Leonarda
Benítez, Mará Luz
Búa, Emanuel
Cáceres, Yanina Anahí
Castromán, María Paula
Checuz, Emanuel Matías
Cusinato, Jorge David
De Zan Campostrini, María Antonieta
De Zan, Juan Ignacio
Hassel, Maricel Alicia
Hernández, Miriam Marilina
Hilt, Luciana Malvina
Landini, Gretel Gisele
Lonardi, María Aliné
Maciel, Elina Maribel
Marchesini, Candela Vanina
Molina, María Noelia
Noboa, Erika María
Pérez, Marco Andrés
Plaza, Rocío Mabel
Ponce, Laura Mabel
Riganti, Raúl Sebastián
Velásquez, Silvina Marcela
Vergara, Victor Maximiliano

Durante nuestro trayecto por el colegio pasamos por acontecimientos como la crisis del 2002, también la caída de las Torres Gemelas, los mundiales de futbol, los cacerolazos, En ese momento existía la economía de trueques, federales y patacones, seguramente esto habrá afectado a la economía y por lo tanto la educación, porque había paros, falta de pagos, y otras cosas. En el año 2002 comenzamos las clases en mayo. 
-En el colegio.
El colegio tenía una estructura chica y compartíamos aulas con la primaria. Empezamos alrededor de 60 alumnos, y terminamos cerca la mitad, por falta de constancia.
Íbamos de 7:05hs a 12:50hs, y la mayoría llegábamos caminando o en bicicleta, algunos también en auto.
La trayectoria duraba 5 años, y fuimos la última promoción con polimodal. Además, a partir de nuestro año, comenzaron a poder asistir al colegio las chicas que estaban embarazadas.
El sistema de faltas era de 25 faltas en total. El sistema de castigos constaba de firmas como primera instancia, amonestaciones como segunda instancia y en casos extremos, la expulsión de la institución.
El uniforme era guardapolvo blanco para las mujeres y camisa celeste para los varones, ambos con jean y zapatos, el cual a muchos no nos gustaba porque era incómodo.
La relación con los profesores era distante en los primeros años, y en los últimos se tornó más cálida y cercana, dado que ingresaron muchos profesores jóvenes y nuevos que fueron reemplazando a los que se habían jubilado.
Nos daban mucho para estudiar y a algunos se nos hacia difícil aprobar, y había mucho menos apoyo en el sentido psicológico, ejemplo tutores y acompañantes de los alumnos, ya que el sistema era deficiente.
Las materias que teníamos en la orientación de Perito Mercantil eran mecanografía, estenografía, caligrafía, merciología, contando con las básicas.  Las evaluaciones eran orales y escritas, y también con algunas entregas de trabajos prácticos. También se tenía muy en cuenta la nota conceptual. Los valores eran del 1 al 10, con 6 ya se aprobaba.
Como promoción éramos unidos, sobre todo en el último año, pero había subgrupos. Como siempre, lo mejor de ir al colegio era encontrarte con tus amigos. Nos identificábamos con buzos.
-Fuera del colegio.
Con el colegio realizamos un viaje a Paso de Los Libres, Corrientes, en 4to año, era un encuentro religioso de colegios.
A la tarde hacíamos de todo, había coro, teatro, computación, inglés. Algunos también asistíamos los sábados al grupo de jóvenes de la Parroquia.
También, nos juntábamos a tomar mates en la casa de alguien. Si teníamos ganas de ver a un amigo, íbamos, sin mensaje ni previo aviso.
-Las salidas.
Nuestra adolescencia fue sana, no conocíamos la droga, también fue muy divertida, Los fines de semana las mujeres nos juntábamos en la casa de alguna amiga y después salíamos al boliche, al que concurríamos habitualmente antes de las 2 de la mañana ya que la entrada era gratis para nosotras, y pasado ese horario valía dos pesos. Los varones íbamos directamente al boliche. Los boliches que habían eran “Ovni”, “Escarabajo”, “Charly’s”. 
Las bebidas que tomábamos eran Dr Lemon, Pronto, daiquiri de frutilla, oso polar (un trajo hecho con licores), sangría, licores, fernet, cerveza o gancia.

Las música que sonaba era Rodrigo, “Soda Stereo”, Gilda, “Néstor en bloque”, “Amar Azul”, “Sombras”, “La Nueva Luna”. La banda local que existía era “La Sorda Razón’’.

-El último año.
Como identificación, teníamos nuestra campera de promoción, anaranjada y amarilla.
En el último año festejamos serenatas, bailes, el paseo del estudiante, que se hacía en ‘’La Tunga’’ o en “El Pichuleo”.
Pero en el último año, el viaje de egresados reunía toda la atención. Viajamos a Bariloche en julio, con la empresa ‘’Flecha Bus’’, el viaje costó cerca de $630. Para juntar el dinero hacíamos comidas, como pollos o empanadas para vender, rifas chicas, fiestas como un festival de música, la colación de la Promoción 2001, entre otras cosas para pagarlos cada uno. Fue muy divertido todo.  
Las diferencias que encontramos con los adolescentes de ahora son el tiempo que pasan juntos, debido a la tecnología; antes teníamos la adrenalina de ir a la casa de otros sin saber si estaba o no. El rendimiento académico es equivalente, por lo menos en la institución.